Solo falta un mes para que el primogénito de Michael Jackson cumpla la mayoría de edad y acceda a parte de los 840 millones de euros que este legó en herencia a sus tres hijos –tras su muerte los tutores legales de los menores decidieron asignar una mensualidad de 55.500 euros a cada uno hasta que cumplieran 18 años–. Pero Prince Jackson (Los Ángeles, 1997) lleva meses ejerciendo de adulto y ofreciendo a la opinión pública un aperitivo de lo que podría convertirse su vida próximamente: conduce coches de alta gama, asiste a todos los saraos a los que lo invitan y cada vez que tiene ocasión logra despistar a los guardaespaldas que lo escoltan para rodearse de compañías que su familia no aprueba.
El hijo mayor de Michael Jackson y la enfermera Debbie Rowe, que todavía asiste al prestigioso centro de estudios The Buckley School de Sherman Oaks, en California, vive su vida con cierta independencia. Viaja con asiduidad a mecas del esparcimiento como Las Vegas o Hawái y comparte su tiempo de ocio con amigos como el cantante Justin Bieber –su amistad se fraguó en Calabasas, el suburbio angelino donde viven– o el campeón de boxeo Floyd Money Mayweather Jr., un sujeto que ha protagonizado varios episodios violentos y que en 2011 fue condenado a 90 días de prisión por haber agredido a su pareja.
En los últimos tiempos Mayweather se ha convertido en una suerte de mentor para Bieber y Jackson. Los entrena y les aconseja en "temas relacionados con las chicas", según ha confirmado una fuente cercana a la familia del rey del pop al diario New York Post. Mayweather, de 37, y Bieber, de 20, forman una de esas extrañas amistades unidas por la excentricidad y la afición a posar juntos en redes sociales. El boxeador cuenta con una flota de coches y aviones valorada en 50 millones de euros –la colección comprende firmas como Bugatti, Ferrari o Lamborghini– y ha llegado a grabarse a sí mismo con diez mujeres en la cama.
No resulta extraño que la familia de Prince Jackson se muestre intranquila ante semejante entorno, pues la celosa protección a la que su padre lo sometió parece haber saltado por los aires. En los últimos años el hijo mayor del rey del pop ha participado en programas de televisión como The Oprah Winfrey Show o The X Factor, y ha asistido a numerosas galas y entregas de premios. A sus diecisiete años ya se le conocen dos relaciones sentimentales, la que mantuvo con la princesa kuwaití Remi Alfalah y la última con Nikita Bess, a quien en agosto del año pasado regaló un anillo de compromiso de oro y diamantes. Hace dos meses rompieron su unión.
El futuro de Prince Jackson es incierto, pero algunos medios afirman que quiere dirigir sus pasos hacia el mundo de la música. Hay quien asegura que está colaborandoen el próximo álbum de Justin Bieber, un extremo plausible si tenemos en cuenta la admiración confesa del canadiense por el padre de su amigo. Quedan lejos los días en los que Michael Jackson nombró a Elizabeth Taylor madrina de Prince. Hoy sus referentes vitales se mueven entre los vértices de un cuadrilátero y el talento tatuado de otro rey del pop que posa en calzoncillos.
El protagonismo del mayor de los Jackson contrasta con el discreto perfil que mantienen sus hermanos Paris, de 16, y Prince Michael Blanket Jackson II, de 12. La primera sigue en tratamiento tras su intento de suicidio en junio de 2013. Aquel episodio, motivado por la depresión que padece desde el fallecimiento de su progenitor, sirvió para acercarla a su madre, Debbie Rowe, quien hasta entonces se había mantenido en un segundo plano en la educación de sus hijos. En septiembre del año pasado los rumores de un posible embarazo volvieron a situar a Paris en el ojo del huracán, aunque la noticia nunca llegó a confirmarse. Hoy su presencia pública se limita a un perfil en Twitter que no actualiza desde aquel aciago día de 2013 y una cuenta en Instagram con acceso restringido. Su sueño de ser actriz hace presagiar que su aislamiento será temporal. Para entonces seguro que Prince le habrá dado varias vueltas al cuentakilómetros.
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