Pocos días antes de su muerte Michael Jakson le dijo al director de su gira que escuchaba la voz de Dios. “Dios me habla”, asegura que le dijo el cantante.
Las ausencias de Michael Jackson en los ensayos del espectáculo que preparaba en el momento de su muerte y su "extrema delgadez"
eran fuente de "preocupación" para su entorno profesional, declaró este
miércoles Alif Sankey, llamada a testificar por Brian Panish, abogado
de la familia Jackson en el jucio interpuesto contra la promotora de su
último tour.
Según relató Sankey, el 19 de junio,el cantante fue a ver a su equipo pero no ensayó. "No estaba bien ese día. Kenny me dijo que le había masajeado los pies y que (Michael Jackson) le había dicho que Dios le hablaba".
A su partida, ella y Kenny Ortega "lloraron porque (el
cantante) no hablaba de manera normal. Yo estaba extremadamente
preocupada". Un poco más tarde aquel día, cuando se encontraba de camino
a su domicilio, Sankey "Detuvo su vehículo y llamó a Kenny Ortega a las
01:30 de la mañana. Tenía la impresión muy fuerte de que (Michael Jackson) estaba a punto de morir".
Panish aprovechó el testimonio de Sankey para mostrar
diversos correos que circularon entre el equipo artístico del
espectáculo, Kenny Ortega y el coreográfo Travis Payne, y los
responsables de AEG, Paul Gongaware y Randy Phillips.
En varios de estos correos, Ortega reclamaba a AEG un
seguimiento médico específico, además del asegurado por Conrad Murray.
"Personalmente pienso que debería tener un excelente nutricionista y un
fisoterapeuta para seguirlo regularmente", escribió Gongaware después de
un mal ensayo.
En otro mensaje, el 14 de junio, insiste: "Creo
verdaderamente que necesita consejos para alimentarse y fisioterapia
para dar masajes a sus músculos cansados y sus heridas. No está en buena
forma. Pienso que sufre. Tiene problemas para venir al trabajo. Nos
quedan 20 días, no podemos dejar que se hunda".
La defensa de AEG trató de poner en segunda posición el
testimonio de Sankey en la producción del espectáculo y sus encuentros
episódicos con Michael Jackson, que no le habrían permitido evaluar en
su justa medida su estado de salud.
La familia de Jackson reclama más de 1.000 millones de
dólares por daños y perjuicios a AEG, a la que acusa de negligencia al
contratar al doctor Murray para vigilar la salud del "rey del pop".
El cantante sucumbió a una sobredosis de propofol, un
poderoso anestesiante que utilizaba cómo somnífero con la complicidad de
su médico.
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